UN SANTO, ACADEMICO, MAESTRO EN BRONCE
Miguel, estas hermano, más hermano que nunca, en Monumento, para la tierra y para el pensamiento, desde tu carne de metal profano: Hermano de los hombres, ¡que niño eras! Hermano de los hombres, ¡qué hombre fuiste!; por eso no eras triste, ni rodaste jamás por las laderas… Sigue hablando, Miguel, y no te asombres, que si tu voz de ayer fue transitoria, hoy te escuchan igual, con otros nombres, hasta las mismas piedras de la Historia, porque en ellas también hay algo de hombres…! APOTEOSIS DEL MAESTRO “HERMANO MIGUEL” Pablo Hannibal Vela Vamos a 1936 este año el Consejo Municipal de Quito regalo a los vecinos de Cotocollao, la pila pequeña que tenía un adorno ornamental de bronce con el simbolismo de un niño se destacaba en la plaza de la Merced aquí en la capital. Y para remplazar ese vacío el mismo Consejo resolvió levantar en ese sitio un monumento al Hermano Miguel, dando su homenaje a su entrega a la difusión de las letras. Esta idea nació de las mentes