LOS PILARES DE AMERICA 2da Parte

Hablar del hecho histórico que se conmemora hoy, ha desarrollado innumerables disertaciones, interpretaciones y polémicas basta recordar que, en efecto, en 1492 no sólo se dio el descubrimiento de un nuevo continente y con él el inicio del conocimiento de todo el planeta, sino también se dio el encuentro de dos mundos.

Rescatar la biografía de cada personaje autóctono, de la región es ver que no se limitan a los cambios históricos y culturales, sino que también se manifiestan en lo biológico y lo ecológico, provocando en ambos casos verdaderas revoluciones. España trajo a América, a través de la espada y de la cruz, la cultura europea, que es producto de la cultura grecolatina que se cristianiza y que toma elementos de cada región del Viejo Mundo.

El objetivo de dar a conocer a los aborígenes es la fuerza y coraje ante este cambio, y como a través de su resistencia el espíritu que los caracterizo, llevaría a luchar contra el gran ideal de libertad y desterrar la opresión de sus tierras. En conclusión como dice la primera línea del himno de la Universidad Central del Ecuador somos: “Aborigen lo mismo que ibérica”.

En esta segunda entrega vamos con los representantes de Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Haití, Honduras, México y Nicaragua.

RUMIÑAHUI – Ecuador

En el primer libro de cabildos de Quito se lee Orominabi, el cual existen algunos estudios que dicen que nació en Quito (actual capital del Ecuador), en una noble familia de la joven aristocracia inca surgida gracias al traslado de la Corte del Inca Huayna Capac a Quito. Educado para la guerra, fue uno de los más brillantes generales que contribuyeron a la victoria de Atahualpa en su enfrentamiento contra su hermanastro Huascar.

Nombrado gobernador de Quito, quedó al frente de la región norte del Tahuantinsuyo, mientras Atahualpa, junto a Quizquiz y Calicuchimác, se dirigían al sur para tomar Cuzco. En noviembre de 1532 acompañaba al Inca en Cajamarca, cuando éste se dirigía al encuentro con Pizarro. A él se le encargó que junto a seis mil hombres cortase la posible retirada de los españoles en la parte sur de la ciudad. Sin embargo su actuación fue poco honrosa, pues apenas supo del apresamiento de Atahualpa huyó y rehusó el combate. Marchó a su feudo quiteño y allí trato de rehacer el ejército inca, recogiendo los restos huidos de Cajamarca y uniendo los batallones acantonados en el norte del país. Algunos historiadores también han apuntado que la intención clara de Rumiñahui era hacerse dueño y señor de la región que actualmente ocupa Ecuador y hacerse coronar como Inca del territorio todavía no ocupado por los españoles.

Existen muchas dudas sobre la honorabilidad de su comportamiento y lealtad a Atahualpa. Poseía el ejército más poderoso de todos los generales nativos, y si hubiese atacado al escaso grupo de españoles refugiados en Cajamarca hubiese podido liberar al Inca y expulsar a los extranjeros. No lo hizo —a pesar de varios requerimientos por parte de Atahualpa— y siempre permanecerá esa sombra sobre él. Lo cierto es que en Quito fue dueño y señor, actuando como soberano, nombrándose Shyri, jefe supremo de la Confederación Quiteña, con el nombre de Ati II Pillahuaso.

Cuando finalmente se decidió a enviar algunos batallones a Cajamarca, estos sólo pudieron certificar la muerte de Atahualpa y rescatar su cadáver. Para entonces los españoles celebraban la toma de Cuzco. Posteriormente, durante la celebración de la ceremonia fúnebre en Quito, Rumiñahui profanó la momia del Inca y mandó asesinar a Quilliscacha, regente y tutor de los hijos de Atahualpa.

Frente a este comportamiento desleal y cobarde, en sus dominios norteños ofreció una dura y tenaz resistencia a los españoles. Se negó a reconocer la autoridad de Manco Inca Yupanqui, por haber sido nombrado bajo la imposición de Pizarro y, sobre todo, por pertenecer a la casta de nobles cuzqueños, sus enemigos durante la pasada guerra civil. Durante año y medio aguantó la presión de las tropas hispanas. Primero fue Benalcázar quien, tras sufrir un duro revés en la llanura de Tiocajas, le hizo ceder parte de sus territorios.

Posteriormente debió enfrentarse a las tropas de Diego de Almagro y Pedro de Alvarado. La presión militar le avocó a buscar un terreno más seguro en las montañas, no sin antes quemar y arrasar Quito. Rodeado en los montes, pensó esperar la llegada de las dispersas tropas de Quizquiz, pero éstas nunca llegaron. Su, ejército liquidado y acorralado se negaba a rendirse y resistió hasta la primavera de 1535.

Finalmente, en julio cayó el fortín de Pillaro, su último refugio. Fue trasladado a Quito donde sufrió terribles torturas para que confesara donde se guardaban los tesoros de la destruida ciudad. Dio numerosas pistas falsas para ganar tiempo y salvar la vida, hasta que Benalcázar ordenó su quema pública en una pira en la plaza principal.

Después de un largo camino de revueltas populares y enfrentamientos belicos, Se da la batalla del Pichincha ocurrió el 24 de mayo de 1822 en las faldas del volcán Pichincha, a más de 3000 metros sobre el nivel del mar, cerca de la ciudad de Quito. Comandado por el general Antonio José de Sucre se consigue la independencia del actual Ecuador.

SEQUOYAH – Estados Unidos

También conocido como George Guess o Gist, nació alrededor del año 1776 en Tuskeegee. Su padre era Nathaniel Gist, un comerciante de pieles de Virginia. Su madre WuT-teh era hija de un jefe Cherokee.

Criado en las costumbres tribales, se convirtió en cazador y comerciante de pieles, en algún momento anterior a 1809, se trasladó a Wills Valley, en Alabama, donde comenzó su oficio de platero. Junto a su pueblo se alistó a las tropas de Estados Unidos al mando del General Andrew Jackson (7mo Presidente de los Estados Unidos) para luchar contra las tropas británicas y los indios Creek en la guerra de 1812.

Nunca aprendió a hablar, escribir o leer inglés, sin embargo, al ver a los soldados blancos escribir cartas, leer las órdenes militares, o registrar los hechos, quedó fascinado con esa capacidad de comunicarse haciendo marcas distintivas en el papel, con las "hojas que hablan" y empezó a pensar en crear un sistema de escritura para su pueblo.

Al regreso de la guerra, notó que con 85 sílabas podía representar los sonidos de su idioma. Para simbolizarlas tomó algunas letras e inventó otras, como no sabía el sonido de las letras del alfabeto inglés las asignó arbitrariamente para su silabario.

Enseño a su hija Ayoka de diez años a leer y escribir con su sistema, y se presentó ante los líderes tribales para llevar a cabo una demostración. Sequoyah se retiró a distancia mientras que su hija escribía lo que recelosos quisieron dictarle. Cuando Sequoyah regresó y leyó lo escrito, todos se quedaron pasmados. En pocos meses miles de cherokees se alfabetizaron.

En 1825 gran parte de la Biblia y varias canciones se habían traducido. En 1828 fue publicado el "Cherokee Phoenix", primer periódico norteamericano bilingüe, junto con folletos religiosos, materiales educativos y documentos legales.

En reconocimiento a sus contribuciones, la Nación Cherokee, le concedió una medalla de plata y una pensión de por vida. Él continuó desempeñándose como estadista y diplomático hasta su muerte en 1843. El nombre de Sequoyah (escrito Sequoia ) se le dio a las secuoyas gigantes ( Sequoia sempervirens ) de la costa del Pacífico y a los árboles grandes ( Sequoiadendron giganteum ) de la cordillera de Sierra Nevada.

El 4 de julio de 1776, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Declaración de Independencia. Su autor principal, Thomas Jefferson, escribió la Declaración como una explicación formal de por qué el Congreso había votado el 2 de julio para declarar la Independencia respecto a Gran Bretaña, más de un año después del estallido de la Guerra de la Revolución de Estados Unidos, y cómo la declaración anunciaba que las trece Colonias Americanas ya no eran parte del Imperio Británico.

TECUN-UMAN – Guatemala

Fue un notable gurrero perteneciente a la emblemática civilización mesoamericana Maya, y asimismo entre 1515 y 1524, año en que fallece, se desempeñó como la máxima autoridad de su pueblo, los Quiché, pueblo nativo cito en la actual Guatemala.

Nació en 1504 y falleció muy joven, a los 20 años, en 1524, en el marco de la lucha contra los invasores españoles que pretendían doblegar a los pueblos nativos tras el descubrimiento del nuevo continente.

Según R. Carmack, era nieto (umam) del rey k’iqab e hijo del rey Oxib’ Queh’, uno de los que reinaba por la casa de Kaveq al llegar los españoles, y tenía el rango de heredero de la casa de Kaveq y Nimá Rajpop Achij (gran capitán); comandaba los fuerzas k’iche’s acantonadas en Txijbachaj (Totonicapán). A la llegada de las hueste al mando de Pedro de Alvarado, los reyes k’iche’s le encargaron la defensa.

La primera gran batalla fue a orillas del río Olintepeque, en ella murieron no menos de tres mil guerreros k’iche’s, su sangre tiñó el río y se le llamó Xequijel (“río de sangre”). A continuación el “capitán” príncipe Izquín Nehaib, señor de Momostenango, aconsejó la rendición, pero Tecum decidió pelear de nuevo, lo cual se verificó en el valle de Pacah o Llanos del Pinar, donde falleció. Alvarado informó que en dicha batalla murió uno de los cuatro señores de Utatlán (nombre que los mexicanos daban a la capital k’iche´).

Dado que los reyes Kaveq murieron después, debió ser el de los Nehaib o de los Ahau k’iche’, ninguno de los cuales se llamaba Tecum según el Popol Vuh; Carmack dice que Tecum era uno de los dos herederos, hijo de uno de los reyes Kaveq. “El título de la casa de Izquín Nehaib” hace una narración legendaria de la muerte de Tecum y dice que lo mató el adelantado y que Tecum iba adornado de plumas.

Tecún falleció en plena guerra con el conquistador Pedro de Alvarado, quien lo venció, sin embargo, su enorme arrojo en dicha batalla y el amor por su pueblo lo inmortalizaría y lo elevaría al grado de héroe nacional de Guatemala. Se enfrentó cuerpo a cuerpo con el invasor Pedro de Alvarado, y dio su vida por la patria

Según cuenta la leyenda, Umán, defendió su tierra con su propia vida y hasta se enfrentó cuerpo a cuerpo con Alvarado quien lo ultimó con una espada. En el año 1960, por un decreto gubernamental, Umán, fue reconocido y declarado como héroe nacional y se determinó que el 20 de febrero es su día de conmemoración, justamente el día que falleció luchando con los españoles.

El 15 de septiembre de 1821 firmaron la independencia de Centroamérica sólo representantes de Guatemala: el alto clero, autoridades de la Audiencia y el Ayuntamiento, claustro universitario y algunos de la diputación provincial.

ANACAONA – Haití

La mujer a la que nos referiremos en estas líneas, es la única que esta en el grupo de aborígenes en la plaza Iberoamérica. Ella una reina taína debió de nacer hacia 1460 en la isla de La Española. Estuvo casada con el cacique de la Maguana Canoabo, y, por tanto, tuvo que presenciar los enfrentamientos directos entre indios y españoles. A la muerte de Caonabo se fue a vivir con su hermano el cacique de Jaraguá, Behequio, en cuyo gobierno tuvo gran influencia.

Bartolomé de las Casas la define como “una notable mujer, muy prudente, muy graciosa y palanciana en sus hablas y artes y meneos y amicísima de los cristianos. Fue también reina de la Maguana, porque fue mujer del rey Canoabo”, Por su parte, Anglería, que escribe con muy buena información, dice de ella que era “cortés y chistosa y prudentísima, y había persuadido a su hermano que, enseñado con el ejemplo de su marido, tratara bien a los cristianos, les obsequiara y obedeciera”.

Bartolomé Colón, después de fundar la ciudad de Santo Domingo, se dirigió con sus tropas al cacicazgo de Jaraguá con el fin de someter a Behequio y extender a su territorio el tributo en oro que había impuesto el almirante en el Cibao y la Vega Real a los taínos. Sin embargo, Behequio, aconsejado por Anacaona, decidió en vez de enfrentarse al adelantado reconocer la soberanía de los Reyes Católicos y comprometerse a pagar el tributo con productos de su cacicazgo como algodón, pan cazabe, maíz, hutías, pescados y otros productos. Bartolomé aceptó esta propuesta siendo agasajado con fiestas y alimentos como eran las sabrosas iguanas, y tuvo que fletar una carabela para poder transportar los productos ofrecidos.

La rebelión del alcalde mayor de la Isabela, Francisco Roldán, contra la autoridad de los hermanos del almirante, Bartolomé y Diego Colón, aprovechando la situación de penuria y descontento que reinaba en la isla, supuso el levantamiento de muchos caciques y los ataques frecuentes a los españoles. La desobediencia de Roldán propiciaba la anarquía de sus partidarios, por lo que los Colón hicieron todo lo posible por llegar a un acuerdo. Gran parte de los seguidores de Roldán optó por retirarse a vivir libremente al lejano cacicazgo de Jaraguá, donde los roldanistas vivían regaladamente, como caciques blancos, y cada uno disfrutaba de algunos indios repartidos.

En 1501, fue nombrado gobernador de las Indias el comendador de Lares frey Nicolás de Ovando y poco después quiso llevar a cabo una política de pacificación de la isla, especialmente en los cacicazgos del Higuey y de Jaraguá. En 1503, planeó un viaje al cacicazgo de Jaraguá, gobernado por Anacaona tras la muerte de su hermano Behequio y en el que se habían refugiado muchos rebeldes roldanistas. Esta visita tenía el pretexto de mejorar las relaciones entre los conquistadores y los indios, aunque la realidad parecía ser otra: el deseo de controlar a esos españoles que campaban a sus anchas. Ante esta visita, Anacaona reunió a numerosos caciques de la zona y ofreció a Ovando y a sus acompañantes un gran recibimiento con bailes y fiestas lo mismo que había hecho años antes con Bartolomé Colón.

Durante el año 1504 y a pesar de las demostraciones de amistad ofrecidas al gobernador, éste siguió creyendo el rumor de que los indios planeaban una conspiración. Por ello, fingió Ovando corresponder a los honores con que fue recibido e invitó a Anacaona y a los demás caciques a presenciar un simulacro militar en su honor. Congregados los indios en un caney o casa grande y principal de madera y cubierta de paja, construida para albergar a Ovando y a sus acompañantes, los de a caballo y los de a pie comenzaron a cercarlos y cuando más entusiasmados se encontraban los señores, a una señal convenida, toda la caballería con lanzas y espadas arremetió violentamente contra ellos, prendiendo fuego a la casa y muriendo muchos.

Diego Méndez, que presenció este castigo, dice que murieron ochenta y cuatro caciques. Algunos lograron huir y se salvaron. La reina Anacaona fue apresada por los hombres de Ovando, quienes obligaron a varios de sus caciques subalternos a declarar que ella los instigaba para que atacasen a los españoles.

La actuación de Ovando en este hecho es uno de los actos más inexplicables y crueles de su gobernación. El impacto de este castigo llegó rápidamente a la reina Isabel, quien supo de este hecho y lo sintió mucho.

También Las Casas recoge el rumor que corrió por la corte y que atribuyen a Álvaro de Portugal, presidente del Consejo Real, cuando amenazó al comendador mayor diciendo que le haría un juicio de residencia que se acordaría. Dicha amenaza tuvo que estar en relación con estos hechos abominables. En 1504, Anacaona fue trasladada a Santo Domingo, y tres meses después, juzgada y sentenciada a morir ahorcada, castigo que se aplicaba en esos momentos a los acusados de conspiración. Aun sin la dirección de muchos de sus caciques, muertos en el ataque de Ovando, los indígenas se levantaron contra los españoles matando a algunos de ellos. Sin embargo, pronto tuvieron que huir a la cercana isla de Guanabo (hoy Gonave, República de Haití).

La independencia de Haití marcó el final de la esclavitud colonial francesa en la colonia de Saint-Domingue, ahora conocida como Haití. Esto se logró a través de una revuelta masiva de esclavos y una guerra de guerrillas librada por esclavos negros y personas de color libres contra el ejército colonial francés y los propietarios de esclavos entre los años 1791 y 1804. El 1 de enero de 1804, Dessalines, el nuevo líder bajo la constitución dictatorial de 1805, declaró a Haití una república libre en nombre del pueblo haitiano, a lo que siguió la masacre de los blancos restantes.

LEMPIRA – Honduras

Lempira fue un capitán de guerra del pueblo de los lencas que luchó contra los españoles durante la década de 1530, en los documentos escritos durante la conquista española, es mencionado con el nombre de El Lempira. Normalmente se le conoce como “Lempira”, pero su nombre fue “Erandique”. Era un indígena de origen Lenca, de mediana estatura, de espalda ancha y de gruesos miembros. Era bravo y desde muy joven mostró gran valor, sentía un amor entrañable por su pueblo, su tierra, sus leyes y sus costumbres.

El nombre Lempira, proviene de la palabra Lempaera que a su vez procede de dos vocablos de lengua Lenca, “Lempa” que significa Señor título de alta dignidad o jerarquía y b“era” que significa cerro o sierra, así que Lempira significa “Señor de la sierra” o “Señor del cerro”.

Lempira fue comisionado por Entepica para que organizara la resistencia a la penetración de las tropas españolas en 1537, teniendo como base el cerro de Cerquín. Cuando los españoles llegaron a Cerquín, Lempira se encontraba luchando contra caciques vecinos, pero debido a esta amenaza, Lempira se alió con el subgrupo Lenca de los Cares y consiguió reunir un ejército de casi 30.000 soldados, procedentes de 200 pueblos.

Debido a ello, otros grupos se alzaron también en armas en el valle de Comayagua, en Olancho. Los intentos españoles para derrotarles, dirigidos por Francisco de Montejo y su lugarteniente, Alonso de Cáceres, resultaron infructuosos antes de 1537. Los españoles lo convencieron para que aceptara encontrarse con dos representantes de Alonso de Cáceres para negociar la paz. Durante la reunión, un arcabucero disparó a Lempira repetidas veces desde un caballo, lo que puso fin a la vida del héroe Lenca.

No obstante, el historiador hondureño Mario Felipe Martínez ha puesto en duda esta versión de la muerte de Lempira de Antonio de Herrera. Martínez descubrió en el Archivo de Indias una probanza que presentó el soldado Rodrigo Ruiz ante las autoridades españolas de México en 1558.

Narra la hazaña de haberse enfrentado solo al indio Lempira provisto de su espada y rodela. Posteriormente, llevó su cabeza como trofeo. Además, recibió en el camino muchas heridas de parte de los indios, heridas que casi le provocan la muerte.

Por su parte, el obispo Cristóbal de Pedraza —quien se destacó en la defensa de los indígenas— en fecha 18 de mayo de 1539 informa desde Gracias a los Reyes de España que a Lempira fue necesario vencerlo con «cierta industria». Es decir, no en combate frontal, como dice Ruiz. No se trata de que existan dos versiones sobre la muerte de Lempira. Se trata de que se ha esclarecido un mito histórico y la verdad ha salido a la luz, tal como ocurrió y no como nos la contaron.

El documento es de suma importancia porque confirma la existencia real de Lempira, el nombre del cacique (al que se refiere como Elempira), la descripción de la guerra y el escenario de la aquella.Con la muerte de Lempira se consolidó el dominio territorial español sobre la región central y occidental de Honduras y se fundaron nuevos poblados.

Honduras declaró su Independencia de España el 15 de septiembre de 1821.

CUAUHTEMOC – México

Cuauhtémoc fue hijo de una princesa de Tlatelolco de nombre Tilalcápatl, aunque otras versiones dicen que era hijo de una princesa chontal. Su padre fue Ahuitzotl, quien gobernó el imperio azteca entre 1496 y 1502. La fecha de nacimiento de Cuauhtémoc no se conoce con exactitud, pues algunos creen que esto ocurrió en 1496 y otros opinan que sucedió en 1502.

A la muerte de su padre subió al trono Moctezuma II, a quien correspondió afrontar la llegada de los españoles a tierras de Mesoamérica. Al respecto, hay que recordar que, a diferencia de las Casas Reales europeas, entre los aztecas el cargo de gobernante no se daba por descendencia directa de padre a hijo, sino que podía aspirar al mando cualquier miembro de la familia que hubiera destacado en dos aspectos: por su religiosidad y por su comportamiento militar.

El nombre con que se le conoce —Cuauhtémoc— quiere decir, en lengua náhuatl, “águila que desciende”, haciendo alusión al momento en que ésta ave rapaz ataca a sus presas bajando a gran velocidad para atraparlas con sus garras. El águila, en el México prehispánico, estaba considerada como un símbolo solar o equivalente al sol, pues, al igual que éste, era el ave que volaba más alto. De esta manera, Cuauhtémoc era un nombre relacionado con el águila/sol (identificado también con Huitzilopochtli, dios solar y de la guerra) en el instante del ataque. Y fue precisamente en la guerra donde demostró su capacidad y su arrojo.

Cuauhtémoc debió de recibir la estricta educación que se daba a los jóvenes en cuanto ingresaban en el Calmécac o escuela destinada a los miembros de la nobleza. En ella había maestros que preparaban al alumno en diversos menesteres, ya de carácter religioso, como saber leer los códices, cantos, etc., ya de contenido filosófico y también en las artes marciales. La enseñanza era rigurosa y de ella han dejado noticia algunos cronistas, pues se trataba de formar jóvenes fuertes con conocimientos amplios, que pudieran cumplir la misión que se les encomendaría como sacerdotes, administradores o como capitanes del ejército imperial.

Hay que rescatar que ocurrieron ocho presagios considerados funestos: una especie de llama que aparecía en las noches diez años antes de la llegada de los peninsulares.

El segundo fue que el templo de Huitzilopochtli ardió sin que hubiera mano de por medio y, a medida que se le echaba agua, el fuego se enardecía más. El tercero fue un rayo que cayó sobre el templo de Xiuhtecutli sin escucharse el trueno. Otro más fue un fuego que salió por el poniente y se dividió en tres partes, causando mucho alboroto entre la gente. El quinto presagio fue que el agua hirvió y anegó las casas con los destrozos consiguientes. El sexto fue la aparición de una mujer que recorría las calles de Tenochtitlan con gritos lastimeros.

El siguiente fue la captura en el lago que circundaba la ciudad de una grulla que tenía un espejo en la cabeza. El octavo y último era la aparición de personas deformes con un solo cuerpo y dos cabezas, que luego desaparecían. Unido a lo anterior, en 1519 llegaron noticias inquietantes a Moctezuma II. En la costa del Golfo se avistaron naves con personas de físico diferente al de los indígenas.

Se pensó en un principio que se trataba del regreso de uno de sus dioses principales, Quetzalcóatl, que según los relatos antiguos había desaparecido por la costa oriental para convertirse en lucero del alba y por ese mismo lugar regresaría. Pronto se darían cuenta de que no se trataba del dios, sino de Hernán Cortés.

El día de san Juan de junio de 1520 llegó a la ciudad y de inmediato increpó a Alvarado por aquellos acontecimientos. Los ataques prosiguieron y se solicitó a Moctezuma que, desde la azotea del lugar en donde se encontraban los españoles, hablara ante los sublevados aztecas, pero grande fue el pesar del Emperador al saber que ya habían elegido a otro señor por tlatoani, de nombre Cuitláhuac, señor de Iztapalapa.

Poco tiempo estuvo Cuitláhuac al frente de los aztecas, pues murió de viruelas al contagiarse de un soldado del ejército español que las padecía. Fue elegido entonces el joven Cuauhtémoc, quien de inmediato se aprestó a la defensa de su ciudad. A partir de aquel momento los encuentros fueron cotidianos y sangrientos.

La lucha más ardua fue la de tratar de cambiar la manera de pensar de un pueblo. Si las armas peninsulares y sus miles de aliados les habían dado la victoria, correspondería ahora al aparato ideológico representado por la Iglesia hacer su parte. Empezaba, pues, el siglo de la evangelización.

No debió de ser nada fácil para Cuauhtémoc sobrellevar la derrota y el dolor de ver a su pueblo vencido y sojuzgado. Se les torturó a él y al señor de Tacuba, Tetlepanquetzal, para saber el lugar en donde se encontraba guardado el oro tan caro para los vencedores. Temiendo un posible alzamiento, Cortés decide que Cuauhtémoc lo acompañe en la expedición que emprende hacia las Hibueras o Higueras junto con el señor de Tacuba, su primo. Se hace acompañar por muchos vasallos aztecas y entre los expedicionarios se encuentra Marina o Malinche, que servía de traductora entre el capitán español y los naturales, pues era ella persona de mucho conocimiento y hablaba varias lenguas, como quedó dicho.

El motivo de ir a ese lugar (hoy en territorio de Honduras) es porque mucho se dijo de grandes riquezas de oro que en ella se encontraba, corren rumores de que se está tramando un levantamiento por parte de Cuauhtémoc y los otros señores en contra de Cortés y su gente. Cortés ordena indagar sobre el particular y el mismo Cuauhtémoc es obligado a confesar: dice que está enterado de algo, pero que no tiene mayor participación en ello.

Lo anterior es suficiente para que Cortés tome la determinación de condenar a muerte a Cuauhtémoc y al señor de Tacuba. La orden se lleva a cabo y, en el momento de ser ahorcados, el primero dice sus últimas palabras que transmite Bernal Díaz del Castillo: “¡Oh, Malinche, días hacía que yo tenía entendido que esta muerte me habías de dar y había conocido tus falsas palabras, porque me matas sin justicia! Dios te la demande, pues yo no me la di cuando a ti me entregué en mi ciudad de México”. Agrega el cronista que consideró “esta muerte que les dieron muy injustamente, y pareció mal a todos los que íbamos”.

Con su muerte, Cuauhtémoc pudo, finalmente, cumplir con el ciclo que le estaba destinado como guerrero y jefe del ejército azteca, pues al ser prisionero de los vencedores y morir por esto, su destino pudo cumplirse aunque no de la manera como lo indicaban sus costumbres: la muerte a filo de obsidiana.

No se sabe a ciencia cierta en dónde quedaron los restos de Cuauhtémoc. En Tlatelolco, ciudad vecina de Tenochtitlan en la que se llevó a cabo la última resistencia indígena en contra de los españoles y sus aliados enemigos de los aztecas, hoy puede leerse una placa de mármol que reza así: “El 13 de agosto de 1521, / heroicamente defendida por Cuauhtémoc, / cayó Tlatelolco en poder de Hernán Cortés. / No fue triunfo ni derrota, / fue el doloroso nacimiento / del pueblo mestizo / que es el México de hoy”. 

El 17 de febrero de 1530 es el día del sometimiento del Imperio mexica, logrado por tropas del reino de Castilla en alianza con otros pueblos mesoamericanos. En la noche del 15 al 16 de septiembre de 1810, el cura Miguel Hidalgo y Costilla inició el levantamiento armado para proclamar la independencia de España culminando el 28 de septiembre de 1821 con la firma del documento mediante el cual el Imperio Mexicano declaró su independencia del Imperio español.

NICARAO – Nicaragua

Los nicaraos emigraron hacia esta área desde regiones norteñas después de la caída de Teotihuacán, ya que así lo aconsejaron sus líderes religiosos. Según la tradición, debían viajar hacia el sur hasta que encontraran un lago con dos volcanes que se levantaran de las aguas, es decir, cuando llegaran a Ometépetl (Ometepe), la isla volcánica más grande del mundo en medio de un lago de agua dulce.

Los Niquiranos tenían por cacique a Nicarao, jefe inteligente y opulento, era un hombre de mucho talento e instrucción, residía en Nicaraocalli, su capital (ahora Rivas), que ocupaba toda la parte comprendida entre el lago y el Pacífico, como también las islas de Ometepe y Zapatera. Por el Norte se extendían hasta el Rio Tamarindo.

Todos los diversos movimientos etnológicos que, al tiempo de la conquista, se encontraban desigualmente repartidos entre pueblos de origen, costumbres e idiomas diferentes y a veces enemigos unos de otros. Esos pueblos eran: los Niquiranos, los Choroteganos, el Chontales y los Caribisis. El cacique Nicarao era cacique del país, y mucho más poderoso que el cacique Nicoya. El país según le dijo Nicoya a Gil González, se llamaba Orotina. Nicarao admitió a los españoles en su corte y les hizo varios regalos, entre ellos 25,000 pesos de oro, en cambio Gil le ofreció vestidos de seda, algunas bujerías y le hizo predicar la fe católica.

El supuesto sitio de encuentro entre ambas culturas, hoy está demarcado como la “Cruz de España”, punto equidistante entre los poblados de Rivas y San Jorge. Rivas, llamada también región del cacique Nicaragua, de origen náhuatl, fue desde 1522 hasta 1524 un territorio de exploraciones españolas dirigidas por Gil González Dávila y Francisco Hernández de Córdoba, los cuales crearon las condiciones para los primeros grupos de avanzada de lo que fue la conquista española.

Cristóbal Colón, descubrió la costa Caribe de Nicaragua, el 12 de septiembre de 1502, cuando se refugió de una tormenta al doblar la desembocadura del río Coco en el cabo Gracias a Dios en su cuarto y último viaje. El 15 de septiembre de 1821 con otros cinco países de Centroamérica Nicaragua sus líderes comenzaron un proceso de negociación, al redactar un acta de independencia que fue reconocida por los jefes de la Corona.



Hasta aqui esta segunda entrega de los aborigenes que podemos observar sus bustos al ingresar a la Universidad Central del Ecuador, hasta la proxima semana para seguir conociendo los ultimos indigenas que estan en este emblematico lugar. 

FUENTES


ECUADOR

  • Los Incas frente a España. Las guerras de Resistencia (1531-1544) de Antonio Vega
  • José María González Ochoa, Quién es quién en la América del Descubrimiento
ESTADOS UNIDOS
GUATEMALA
  • Crónicas Indígenas de Guatemala
  • Las casas reales del Reino Quiché: tres biografías sociohistóricas. El caso del capitán Tecum
  • Notas para la historia de la conquista”, en Estudios (Guatemala)
  • Ministerio de Educación - Guatemala 
HAITÍ
  • Las Armadas de Indias y los orígenes de la política de colonización (1492-1505) de Juan Pérez de Tudela
  • Historia de las Indias de Bartolomé de las Casas
  • Apologética Historia de Juan Pérez de Tudela
  • Historia General y Natural de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo
HONDURAS

 MÉXICO

  • Cartas de Relación de la Conquista de América de Hernán Cortés
  • Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo
  • Secretaria de Cultura Mexicana 
NICARAGUA

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