UN OBISPO PROFETA

Un personaje poco conocido en la actualidad y hasta hace 15 años, su retrato en un cuadro de casi 80 cm estaba a lado izquierdo a la entrada de la Iglesia de San Francisco.

Ahora a través de estas líneas lo traemos a la memoria y conocimiento del lector.

JOSE MARÍA YEROVI Y PINTADO.- Sus padres fueron: Joaquín Yerovi y Camacho y de la Sra. Josefa Pintado y Camacho. Recibiendo las primeras letras en su hogar que se ubicaba en el centro de la ciudad, desde temprana edad destaco en la ciencia y la religión. Ya a la edad de 10 años ingreso  al Colegio San Fernando en las que recibió las asignaturas de: Latinidad, Filosofía, Gramática, Literatura, Geografía, Historia, Física, Matemáticas, Humanidades y por supuesto Religión.

Para luego pasar a la Universidad Santo Tomas del cual culmino sus estudios superiores  en leyes, y al año siguiente rindió el examen de grado obteniendo el grado de Doctor en Jurisprudencia.  A pesar de tener buena conducta y el aprecio de sus vecinos se dejo también llevar en su juventud por malas amistades que lo condujeron por las farras y lectura de libros prohibidos.

De allí nace un paseo a inicios de noviembre con un grupo de sus amigos al lago de Cuicocha, en la provincia de Imbabura. se embarcaron en dos balsas de totora en busca de la intimidad que les proporcionaría la pequeña isla situada en el centro de la laguna.

Ya habían alcanzado la orilla de la isla y sólo le faltaba a él desembarcar, cuando un infortunado movimiento hecho por uno de sus amigos alejó la embarcación, que por su vetustez empezó a desbaratarse. Cayó entonces a las heladas aguas, y a pesar de estar relativamente cerca de la orilla no pudo alcanzarla, pues no sabía nadar.

Aquí su biógrafo Wilfrido Loor nos dice lo siguiente: «Ante la perspectiva de la muerte, grita pidiendo auxilio. Se acerca a socorrerle la otra balsa: pero a la media luz de las aguas teñidas de rojo por los rayos del sol moribundo, que se ha puesto ya en el horizonte, cree ver el fuego justiciero con que Dios castiga al ángel y al hombre que violan su ley»

Desde ese hecho se retira a estudiar, meditar y orar en una hacienda en la cual encuentra la voz de Dios. Con esto profundiza este llamado en los estudios eclesiásticos, para  llegar a la meta el 31 de mayo a los 26 años, en la Iglesia Catedral de Quito y de manos  del Primer Arzobispo de Quito recibe la Ordenación Sacerdotal.

De allí al año siguiente es nombrado Párroco de Guano que vuelve a los 4 meses, debido a una enfermedad en los ojos. Es allí que es designado para la Parroquia de Pomasqui donde permanece por un año hasta que la obediencia lo envía a ser Capellán de las Conceptas que viven en Ibarra.

Reorganizar y corregir el monasterio y guiar a las monjas del mismo por el verdadero camino de su vocación. Con disciplina y benevolencia fue el levanto este Monasterio con su dirección.

Además también sus valores con la patria le permitieron que a los 35 años sea Diputado  suplente por la provincia de Imbabura a la Asamblea Constituyente. Demostrando su valor como ciudadano honrado y religioso ejemplar movido por la caridad al necesitado  y sin esperar recompensa mezquina.

Entre los oficios que ocupo en vida fue:

  • Subsecretario de la Curia
  • Vicario Apostólico de Guayaquil

En este último cargo tuvo problemas con el gobierno del General Urvina, tantos eran los  problemas que en dos ocasiones presento su renuncia escribiendo en ellas las siguientes  razones: “por motivos de conciencia y deseos de mirar por el decoro de la autoridad  eclesiástica”.

Ya para fines de marzo de 1854 se embarcó en un velero y abandonó Guayaquil con  destino a Tumaco, donde desembarcó para seguir viaje a pie hasta la ciudad de Pasto (Colombia) con el propósito de ingresar al oratorio de los padres filipenses.

Aquí hay que resaltar que siempre desde inicios a la preparación sacerdotal hasta los  últimos días de su vida hacia dolorosa penitencia lacerando su carne con silicios en Pasto, estudio profundamente las Sagradas Escrituras, porque ellas son las que  conducen a la vida eterna. A mediados de 1861 la situación política de Nueva Granada (Colombia) vivió un golpe de Estado.

Para ello Yerovi quiso viajar al Perú pero miembros que formaban parte del bando que había dado el golpe de Estado tenía todo el país vigilado, es así que tuvo que cambiar rumbo hacia la ciudad de Cali.

Es allí que en el Convento de San Joaquín que dirigía la Orden de los Frailes Menores,  adopto el hábito franciscano. Es durante su permanencia en este lugar que demostró  virtudes de santidad religiosa entre los que le conocieron y sirvió. En 1863 la situación Estado-Iglesia de Colombia hizo crisis y el Gral. Mosquera ordenó la supresión de todas las comunidades religiosas y el destierro de todos sus miembros.

Entonces fue ubicado en la categoría de delincuente extranjero, y ante el dolor de la  ciudadanía fue desterrado a Lima, Perú, donde luego de completar su noviciado fue admitido en la Orden del Seráfico San Francisco. Ya para 1862 Ibarra ya era sede Episcopal y en búsqueda de Administrador Apostólico se eligió a Yerovi por sus virtudes religiosas y cualidades humanas y así con la buena predisposición del Presidente de la República, García Moreno fue aceptado para el cargo.

A sus 44 años el 24 de agosto 1865 se embarcó en el puerto de Callao con destino a Guayaquil, desde donde continuó viaje a pie hacia Quito. Aquí a su paso visito a sus familiares, para continuar hacia Ibarra, a donde llegó en la lluviosa noche del 3 de noviembre, y a pesar de ser altas horas de la noche fue recibido por los habitantes de la ciudad con grandes muestras de alegría. Hasta que el 10 de noviembre tomó posesión de su nuevo cargo.

La penitencia y la preferencia por los pobres fue su trabajo en Ibarra, aunque no duro ni un año en este lugar. El 7 de octubre de 1865, S. S. el Papa Pío IX lo nombro para Quito  debido a la renuncia del Arzobispo Riofrio.

Tuvo que retrasar su viaje para Quito, para no dejar cabos sueltos administrativos en Ibarra y así el 20 de junio a sus 48 años partió a pie como de costumbre dejando Ibarra para regresar a su tierra natal. En los 4 días de viaje ayudaba al pobre que se encontrara desde dándole su propio pan,  hasta el consuelo con su palabra y su limosna económica. Finalmente, en la noche del  domingo 22 llegó a Quito, cansado y con los pies ensangrentados.

El domingo 5 de agosto, ante la presencia del Presidente de la República don Jerónimo Carrión, de autoridades civiles y religiosas, del cuerpo diplomático y de una enorme multitud que colmaba las naves de la catedral de Quito; recibió la consagración episcopal de manos del Ilmo. José Ignacio Checa y Barba.

Su trabajo como siempre arduo y dedicado al más necesitado y la vigilancia con el ejemplo a los sacerdotes de la ciudad. Además logro que la Iglesia sea independiente de los lazos de la política del Estado, que hasta esa época había tenido gran influencia sobre ella.

Su cuerpo ya cansado de tanto trabajar y desgastado por la penitencia y el ayuno, el 19 de junio, luego de reconciliarse pidió que le cantaran el «Te Déum», y al amanecer del día siguiente, 20 de junio de 1867, después de recibir la sagrada comunión, entregó su alma al Creador.

Siendo velado en el Palacio Arzobispal tres días, la cantidad de gente fue gigantesca hasta participo Juan Montalvo como amigo de los hermanos del Arzobispo. En la Catedral como menciona Escalante “no fue un cortejo fúnebre, sino la apoteosis de un santo”.

Como había predicho “Moriré, antes de la toma de posesión del Arzobispado Dios me llama y me enterraran con el palio”, así paso ya que el 5 de marzo de 1869, casi dos años después de su muerte, el Ilmo. José Ignacio Checa y Barba procedió a exhumar el cuerpo de Yerovi, que con gran pompa fue colocado en la Catedral, sentado en un sillón, investido con las vestiduras e insignias pontificales. Y en ella colocado el palio signo del Arzobispado. Milagrosamente y para regocijo de la Iglesia Católica y de todos los fieles, el cadáver aún mantenía su flexibilidad y no había en él ninguna muestra de descomposición.

Su fama de santidad y peticiones de la gente en el Arzobispado hizo que después de 87 años después de muerto se abriera la causa para su santificación, el Primer Cardenal del  Ecuador y sucesor de Yerovi Mons. Carlos María de la Torre permitiera abrir su tumba.

Pero sorpresa para todos el cadáver seguía intacto como el día que se lo sepulto esto  sucedió en 1954. Sus restos descansan a pocos pasos a lado derecho del Calvario que hay en la capilla de las Almas en la Catedral.

En la laguna de Cuicocha en el centro de ella existen dos islotes, surgidos de la erupción  del volcán y uno de ellos lleva el nombre de Jose María Yerovi.


FUENTES

  • FRAY JOSÉ MARÍA DE JESÚS YEROVI
  • VIDA Y MUERTE DE FRAY JOSÉ MARÍA YEROVI
  • BIOGRAFÍA DEL PADRE YEROVI
  • JOSÉ MARÍA YEROVI
  • DICCIONARIO BIOGRÁFICO DEL ECUADOR


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