LA NUEVA JUDIT QUITEÑA

El libro de Judit nos habla de una viuda judía que sedujo a Holofernes, jefe del ejército asirio, para darle luego muerte. La narración contiene grandes inexactitudes históricas. Su finalidad, evidentemente, no era narrar la historia, sino alentar a los judíos que luchaban por su libertad en tiempo de los Macabeos. Y este propósito lo logra.

La figura de Judit encarna la piedad y la fidelidad a Dios, la confianza en el Señor, el triunfo de la sagacidad contra la fuerza bruta. (El libro fue escrito en hebreo, pero se conserva únicamente en traducción griega).

En este día vamos a narrar en estas breves líneas sobre una mujer que con su participación y valentía a los hechos que desencadenaría al 10 de agosto en la historia de la ciudad de Quito.

Cañizares Patriota Quiteña igual que Manuelita Sáenz y Manuela Espejo se merece el mismo respeto e importancia que ellas pues así entusiasta y valerosa ayuda se realizó en su casa planificar la revolución de la Libertad. Antes de entrar a este hecho trascendental retrocedamos un poco a sus primeros años antes de este suceso.

MANUELA CAÑIZARES ÁLVAREZ.- Nacida en Quito el 27 de agosto de 1769, hija de un abogado nacido en la ciudad colombiana de Popayán –Miguel Bermúdez Cañizares- y una muchacha quiteña de elevada posición familiar, a quien había conseguido seducirla y embarazarla cuando recién despuntaba su juventud: a los 17 años de edad y era prima del abogado que llamaba Isabel Álvarez y Cañizares.

Habrá que suponer que la ilegitimidad de su origen y la falta de un reconocimiento formal de su progenitor determinaron la inscripción bautismal de Manuela con el coincidente apellido maternal de éstos, y no con el que le correspondía. La educación de Manuela Cañizares debió de ser bastante limitada, ya que los internados de los conventos quiteños, en cuyas listas no figura su nombre, eran los únicos que proveían de conocimientos básicos y de prácticas útiles en el campo de las manualidades para las mujeres.

Aquí hay que resaltar que dentro de sus años de niñez y juventud poco se sabe se tiene datos de que pasó algunas temporadas en la hacienda de Tanlagua que está ubicada en San Antonio de Pichincha propiedad de su tío el sacerdote Félix Cañizares Sacerdote responsable de Perucho. La pobreza de la madre y los arraigados prejuicios sociales de aquella época le obligaron a separarse de su incierto mundo familiar en los años de la juventud.

Ya para el censo de 1797 Manuela consta como una mujer pobre que arrendaba en el barrio de la Cruz de Piedra en casa de doña Isabel Salazar de Baquero ya para 1799 cuando tenía 30 años el primer retrato conseguido por Antonio Andrade cómo se observan en las imágenes después del presente artículo.

Hacia 1804 había conseguido en arriendo una pieza baja en el edificio de El Sagrario, colindante con la iglesia de la Catedral, y a pocos pasos del Palacio de la Real Audiencia de Quito, cuya pensión de alquiler era de treinta y ocho pesos por año.

Allí nos menciona el investigador López Molina que Cañizares tuvo su negocio de saloniere, una costumbre francesa en la que una dama ilustrada y de buen nombre ofrecía tertulias para beber, comer bocadillos y hablar de diferentes temas como política, literatura, filosofía y ciencias.

Manuela Cañizares fue poseedora de un gran valor talento original, cultura elevada para aquella época en la que la mayoría de las mujeres eran ajenas a las inquietudes culturales en su gran parte le permitieron rolar con la flor y nata de la intelectualidad criolla mujer del pueblo de donde nació de sus entrañas mismas para entregarse sin dilaciones a la causa de la sublime de la libertad con arrojó y fe inquebrantable sembrar con su ejemplo a sus vecinos el ideal de libertad libre de opresión.

Su morada fue el escenario del suceso de la noche del 9 de agosto de 1809 fiesta de San Lorenzo. Manuela presta sus habitaciones para que su primo Ramón Egas Álvarez celebrará el santo del joven Lorenzo Romero pariente del sacerdote de Pintag José Riofrío de carácter secreta entre unas 30 personas acomodadas de la ciudad.

Luego de mucho discutir sobre el golpe revolucionario los comprometidos no llegaron a un acuerdo, por lo que algunos empezaron a abandonar el local de dicha reunión.  Entonces decepcionados por la falta de unidad de criterios entonces que se tardaban en concretarse.

Manuela agarra una daga de propiedad de Juan de Dios Morales la salida de Los Inquietos y nerviosos personajes de las habitaciones y de dónde sale este grito con voz firme y decidida qué dice: “Cobardes hombres nacidos para la servidumbre de qué tenéis miedo no hay tiempo que perder”.

Es así que la energía y audacia de esta mujer vuelven a reunirse en la sala y deciden lanzar el grito de Independencia en la madrugada del siguiente día del 10 de agosto de 1809. Lastimosamente la junta se acabó Y tomó de nuevo el cargo El Conde Ruiz de Castilla que a pesar de haber prometido no tomar venganza para las personas que participaron de los hechos del 10 de agosto que culminó con la masacre del año siguiente.

Manuela Cañizares tras evadir varias peripecias logro refugiarse en una Hacienda del Valle de los Chillos. Ya pasada las épocas de la persecución Manuela vuelve al a Quito en dónde es acogida por una familia que tenía en una casa en San Roque.

Sus últimos pasos en esta vida se dedicaron a hacer encajes para vender, prestando dinero a intereses, y alquilando algunos de sus trajes que se utilizaban para ir a fiestas. No obstante, ésta tenía una finca en la cual criaba su propio ganado.

En el día de su cumpleaños número 45 dicta su testamento, para finalmente  el 15 de diciembre muere siendo soltera y sin hijos siendo enterrada en el cementerio del Tejar y que lastimosamente sus huesos se han perdido con el pasar de los años.

Su figura ha sido representada tanto en las letras como lo destaca Juan León Mera escribiendo:

Nueva Judith mujer fuerte,

que aunque acero no manejas,

dar mandobles no dejas,

por dar al contrario muerte.

La patria quiere su suerte

A las espadas fiar

Pero también esperar

de una mujer mucho puede

para que Holofernes quede

tendido y sin respirar.

Eloy Alfaro creó la primera institución educativa femenina con la cual coloco con su nombre demostrando su respeto y admiración hacia ella. También dentro del arte no podemos dejar de mencionar a Guayasamin.

Dentro del Evangelio del Ecuador como es representado el conjunto de cuadros que adornan a la actual Asamblea Nacional inaugurado en 1988, se encuentra uno a la cual el pintor llamaba a mis mujeres en la que está en un panel Dolores Cacuango, Manuela Cañizares y Manuela Sáenz le llamaba con este sentido “por ser mis mujeres son mis mujeres decía Siempre quise tenerlas juntas y aquí están”.

Su figura en cera en el Museo Alberto Mena Caamaño también se encuentra recreando la actividad en su hogar con los ahí reunidos.

Dentro de las condecoraciones que emite el Municipio de Quito, existe una en su honor que está destinada a las personas que hayan destacado en la defensa de los Derechos Humanos.

En la casa parroquial del Sagrario el viernes 10 de agosto del 2012, en ese entonces Vicepresidente del Ecuador Lenin Moreno develo una placa en homenaje a Manuela Cañizares que recibió la bendición del párroco del Sagrario Mons. Gustavo Riofrío.

Estas líneas han sido para motivar al lector en que hoy al recordar a tan valiente mujer, sepamos desterrar de nuestro espíritu la cobardía de la conformidad y que sepamos dar ejemplo de unidad para rechazar la injusticia de nuestro medio que es la herencia que podemos dejar a las futuras generaciones.

FUENTES

  • LA IGLESIA, MODELADORA DE LA NACIONALIDAD
  • LAS QUITEÑAS
  • EL EVANGELIO DEL ECUADOR SEGÚN OSWALDO GUAYASAMIN
  • BLOG DE LOS LADRILLOS DE QUITO SOBRE LA CASA DE MANUELA CAÑIZARES
  • AMOR Y SEXO EN LA HISTORIA DE QUITO
  • CONDECORACIONES EMITIDAS POR EL MUNICIPIO DE QUITO

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